Wednesday, 20 August 2014

Franco, ese Socialista que casi nos mata de hambre

Como siempre he venido sosteniendo, aquellos que aspiran a dictar o dirigir la vida de los demás, son excepcionalmente "listos". Listos, que no inteligentes. La potestad de decir y decidir qué y cómo se va a organizar un país, otorga a su director una posición exclusiva llena de privilegios y prebendas y, por lo general, suele traer de la mano la miseria para todos sus administrados.


Hoy os traigo un ejemplo de "listo" que quiso vivir -y de hecho, vivió- a costa de los demás: Francisco Franco. Al igual que sus homólogos predecesores y sucesores, se diseñó un "cortijo" llamado España a la medida que más le convino y en mitad de sus lunáticas ensoñaciones, casi se aniquila a la paupérrima y escasa población que había sobrevivido a la guerra civil unos años antes.

Con el lema "España, una grande y libre", quiso atraerse a todos sus conciudadanos a una causa superior, apelando a la identidad nacional y a la superioridad moral de los españoles. Pero hasta ahí, eso debió de ser lo único que nos unía. A partir de entonces comenzó una política basada en el odio y la desconfianza, hacia todo lo extranjero, creando enemigos por doquier y adoctrinando a la población de una manera miserable.

Su medida estrella fue sacar de las leyes del mercado productos agrícolas y ganaderos para que el pan o los cereales nunca faltaran en el hogar del buen español. Y para evitar la especulación, les puso un precio inamovible. Puesto que ese precio se fijó sin atender a leyes de mercado, sino al que le pareció a él y a sus acólitos, los productores de esos productos dejaron de producir. Ya no les interesó seguir malviviendo para producir algo que apenas les daba para comer. ¡Espera! ¿A todos? No, a todos, no.

Qué casualidad que los grandes productores terratenientes, amigos del régimen, fueran los únicos que siguieron con su actividad, pero no por lo legal, no, sino sacando al público las unidades mínimas de esos productos (aceite, pan, trigo, harina) -que no daban ni para abastecer a un pequeño pueblo- y vendiendo en el mercado negro el resto de la producción que, sin duda, era más lucrativo. 

Evidentemente, la gente se vio abocada a adquirir de "estraperlo" -como así se conoció- todo lo que no podía adquirir en las tiendas y aquellos intrépidos que "distribuían" fraudulentamente el producto desde la casa de los terratenientes a la gente común, tuvieron que exponerse a penas de cárcel y vergüenza pública (decalvación) para llevar a la gente aquello que necesitaba. En definitiva, todo un canto a la ingeniería política.

En 1959, con la inmensa mayoría de los españoles sumergidos en la más absoluta miseria a causa de perseguir la utópica "una, grande y libre", una serie de personas "sugirieron" a su "majestad" genocida que liberalizara los precios y los productos para no matarnos de hambre a todos. Y así fue como el "listo" aprobó el Plan Nacional de Estabilización, que si bien no revolucionó el país, sí que permitió mejorar sin duda, la maltrecha economía media familiar española.

Esa ha sido, por desgracia nuestra historia, todo un crisol de "listos" que se creen mucho más de lo que son y que con sus memeces y necedades solo han conseguido arruinarnos la vida a los demás. Este ha sido el caso de Franco, pero garantizo que no ha sido el único. Otro día, más.

Ver también ¿Por qué Hitler llegó al poder?

  

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