
Hoy os traigo un ejemplo de "listo" que quiso vivir -y de hecho, vivió- a costa de los demás: Francisco Franco. Al igual que sus homólogos predecesores y sucesores, se diseñó un "cortijo" llamado España a la medida que más le convino y en mitad de sus lunáticas ensoñaciones, casi se aniquila a la paupérrima y escasa población que había sobrevivido a la guerra civil unos años antes.
Con el lema "España, una grande y libre", quiso atraerse a todos sus conciudadanos a una causa superior, apelando a la identidad nacional y a la superioridad moral de los españoles. Pero hasta ahí, eso debió de ser lo único que nos unía. A partir de entonces comenzó una política basada en el odio y la desconfianza, hacia todo lo extranjero, creando enemigos por doquier y adoctrinando a la población de una manera miserable.

Qué casualidad que los grandes productores terratenientes, amigos del régimen, fueran los únicos que siguieron con su actividad, pero no por lo legal, no, sino sacando al público las unidades mínimas de esos productos (aceite, pan, trigo, harina) -que no daban ni para abastecer a un pequeño pueblo- y vendiendo en el mercado negro el resto de la producción que, sin duda, era más lucrativo.
Evidentemente, la gente se vio abocada a adquirir de "estraperlo" -como así se conoció- todo lo que no podía adquirir en las tiendas y aquellos intrépidos que "distribuían" fraudulentamente el producto desde la casa de los terratenientes a la gente común, tuvieron que exponerse a penas de cárcel y vergüenza pública (decalvación) para llevar a la gente aquello que necesitaba. En definitiva, todo un canto a la ingeniería política.

Esa ha sido, por desgracia nuestra historia, todo un crisol de "listos" que se creen mucho más de lo que son y que con sus memeces y necedades solo han conseguido arruinarnos la vida a los demás. Este ha sido el caso de Franco, pero garantizo que no ha sido el único. Otro día, más.
Ver también ¿Por qué Hitler llegó al poder?
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