Tuesday, 12 August 2014

¿Vivimos en un país de corruptos?

  Lo tenemos a todas horas: en la sobremesa, en los telediarios, en los periódicos, en la radio, en la calle...¡joder! ¡es que no dejan de salir corruptos por todos lados! Uno se termina preguntando si es que los españoles no llevaremos inserto algún tipo de gen del mal en nuestra sangre o algo así. Es normal que más de la mitad de los españoles no confíe en sus políticos y que la otra mitad, los odie a muerte, pero mucho me temo que no hay por qué escandalizarse tanto. ¿Ah no? No.
 
  Y digo bien, porque todos, y digo TODOS, hemos aportado nuestro "granito de arena" a esta espiral sin fin de corruptelas y venalidades. Todos hemos aceptado sumisamente "entregar" -pagar tributo- a nuestros "faraones", al menos desde la patética transición de 1975 -que no fue más que un simple "esto pa´mí, esto pa´tí y apañao- buena parte de nuestro sueldo y de nuestras ganancias bajo la pantomima de la educación para todos, sanidad para todos y demás estupideces. 40 años después, lo único que hemos sacado en claro los de a pie, es que solo miseria y mierda en las tripas es lo que tenemos. Ésto es lo que han hecho nuestros grandes "gestores".
  Si en lugar de entregar -bajo coacción- esa parte de nuestro sueldo a la súper administración estatal, nos la hubiéramos quedado en el bolsillo y que cada uno se la hubiera gastado donde le hubiera apetecido, no solo tendríamos más dinero en nuestro poder, sino que además, no habríamos convertido a las diferentes administraciones en el Tesoro de Delos, aquel lugar a dónde todos peregrinan en busca de riquezas.
  ¿Es que a nadie le resultó sospechoso que todo el mundo en este país quisiera ser funcionario o sacarse el carné del partido de turno? ¡Pero si era evidente! Mientras los trabajadores y autónomos cobraban sueldos discretos, la gente se mataba por entrar en la administración, a sabiendas de que ahí estaba la pasta de verdad. Y qué decir de las concejalías y sus triquiñuelas para "pillar" comisiones...eso sí que era pasta pasta gansa...en fin. El "poco" que muchos aportábamos, se convirtió en ingentes sumas de dinero que los políticos de todo el país se dedicaron a gastar en las más disparatadas absurdeces. Si por el contrario, hubiéramos dejado a la administración con lo justo y la riqueza solo se generara solo en el entorno privado y de negocios, nadie se habría llevado nada, simplemente, porque no habría nada que llevarse.
  Pero lejos de haber aprendido la lección, parece que la gente sigue empeñada en buscar al político bueno, ese "mesías" -que hoy lleva coleta y perilla- que le arreglará todos sus problemas, aunque en el transcurso de semejante epifanía, arrample con nuestros "cuartos" como han hecho sus predecesores. Virgencita, virgencita

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