Si hay algo que caracterizó a la transición española de 1975 fue sin duda el consenso. El acercamiento de todas las fuerzas que componían el esfuerzo político requería de una clara intención por parte de todas ellas de asemejar posturas por encima de los intereses particulares y, en ocasiones, por encima de determinadas ideologías.
No estoy aquí para juzgar un momento histórico cuyas circunstancias particulares me son ajenas por motivos de nacimiento, pero ante el insistente "run-run" de retornar al "consenso" y al hacer las cosas "entre todos" y al creciente ánimo de todos aquellos que confían en que los acuerdos entre posturas opuestas pueden sacarnos de ésta, quiero mostrar mi más radical oposición.
Sería más fácil pasarse al "mainstream" del buen rollito y del "colegueo" político, del "-¡Eh! pensamos diferente, pero en el fondo nos llevamos bien", y plegarse a una gigantesca pantomima que no haría más que reproducir los errores que venimos arrastrando desde tiempo inmemorial.
Por supuesto que a todo el mundo nos encantaría caerle bien a nuestro vecino y que todo el mundo hablara maravillas de nosotros cuando no estamos. Pero el problema es todo aquello a lo que renunciamos con el fin de "llevarnos bien con alguien". Si me he pasado la vida trabajando para darle un futuro mejor a mis hijos ¿por qué he de entregar la mitad de mis ingresos al estado? ¿Para el bien común? Yo explicaré qué es el "bien común".
El bien común" es aquella falacia que sirve para que la clase media no pare de trabajar y montar pequeños negocios a fin de mantener a un ente invisible al que nunca terminamos de ver que son "los que menos tienen". Siempre la misma frase. Siempre hay alguien que tiene menos que tú, por lo que automáticamente debes avergonzarte por tener un trabajo y ser ahorrador y previsor. A nadie le importan tus hijos, licenciados en paro, o tu hermano, antes encofrador y ahora sin trabajo, o tu madre, toda la vida trabajando y ahora una pensión que apenas le llega después de la muerte de tu padre.
¿Acaso no es ayudarles a ellos un acto de solidaridad también? ¿Acaso sacar adelante una familia a base de trabajo y ahorro no es esfuerzo suficiente? Para el gobierno, NO. Además de aquellos que supuestamente "menos tienen", he de "alimentar a toda la pléyade de sindicatos a los que no estoy afiliado, partidos a los que no voto, y empresarios a los que no compro ningún producto.
¿Y todo ello con que fin? Con el fin solidario. Porque aunque gobierne el PP, los del PSOE, también tienen "bocas que alimentar" y los de IU, y cuando gobierna el PSOE, más de lo mismo, porque ante todo hay que llegar a acuerdos de consenso. Entonces quiere explicarme alguien ¿para qué sirve votar a un partido u otro? Para nada.
En España, desde 1978 nos han obligado a llevarnos bien con gente a la que ni conocemos y que, seguramente tienen intereses totalmente diferentes a los nuestros y por eso, no avanzamos jamás. Porque siempre tenemos que esperar al otro, siempre tenemos que ver que con nuestras decisiones no hemos molestado a alguien.
Y al final, a este inmenso carro al que todo el mundo se sube para ser mantenido por los trabajadores, se le agotan los caballos. Por más esfuerzos que hacemos la gente no prospera, por más consenso y más acuerdos, la conflictividad social no deja de ir en aumento: los catalanes quieren irse, otros quieren que no les quiten la sanidad y la escuela pública, otros que se apruebe el aborto, otros que se prohíba.
¿De verdad ha servido de algo tanto pacto y tanto consenso? Lo dudo. En mi opinión, esa política de "entre todos" de "buen rollo" y de reconciliación constante no es más que una quimera perseguida por aquellos que han hecho de ese sistema su medio de vida.
Consenso, SI, llevarnos bien, también, pero jamás al precio de las cadenas y la sumisión. Jamás.
No estoy aquí para juzgar un momento histórico cuyas circunstancias particulares me son ajenas por motivos de nacimiento, pero ante el insistente "run-run" de retornar al "consenso" y al hacer las cosas "entre todos" y al creciente ánimo de todos aquellos que confían en que los acuerdos entre posturas opuestas pueden sacarnos de ésta, quiero mostrar mi más radical oposición.
Sería más fácil pasarse al "mainstream" del buen rollito y del "colegueo" político, del "-¡Eh! pensamos diferente, pero en el fondo nos llevamos bien", y plegarse a una gigantesca pantomima que no haría más que reproducir los errores que venimos arrastrando desde tiempo inmemorial.
Por supuesto que a todo el mundo nos encantaría caerle bien a nuestro vecino y que todo el mundo hablara maravillas de nosotros cuando no estamos. Pero el problema es todo aquello a lo que renunciamos con el fin de "llevarnos bien con alguien". Si me he pasado la vida trabajando para darle un futuro mejor a mis hijos ¿por qué he de entregar la mitad de mis ingresos al estado? ¿Para el bien común? Yo explicaré qué es el "bien común".

¿Acaso no es ayudarles a ellos un acto de solidaridad también? ¿Acaso sacar adelante una familia a base de trabajo y ahorro no es esfuerzo suficiente? Para el gobierno, NO. Además de aquellos que supuestamente "menos tienen", he de "alimentar a toda la pléyade de sindicatos a los que no estoy afiliado, partidos a los que no voto, y empresarios a los que no compro ningún producto.
¿Y todo ello con que fin? Con el fin solidario. Porque aunque gobierne el PP, los del PSOE, también tienen "bocas que alimentar" y los de IU, y cuando gobierna el PSOE, más de lo mismo, porque ante todo hay que llegar a acuerdos de consenso. Entonces quiere explicarme alguien ¿para qué sirve votar a un partido u otro? Para nada.
En España, desde 1978 nos han obligado a llevarnos bien con gente a la que ni conocemos y que, seguramente tienen intereses totalmente diferentes a los nuestros y por eso, no avanzamos jamás. Porque siempre tenemos que esperar al otro, siempre tenemos que ver que con nuestras decisiones no hemos molestado a alguien.

¿De verdad ha servido de algo tanto pacto y tanto consenso? Lo dudo. En mi opinión, esa política de "entre todos" de "buen rollo" y de reconciliación constante no es más que una quimera perseguida por aquellos que han hecho de ese sistema su medio de vida.
Consenso, SI, llevarnos bien, también, pero jamás al precio de las cadenas y la sumisión. Jamás.
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