Saltarnos ciertas normas ha sido a lo largo de nuestra historia, la única manera que los españoles hemos tenido para sobrevivir a miles y miles de leyes injustas que no hacían sino empujarnos a una vida llena de miseria mientras nuestros reyes, dictadores y ahora políticos, se daban la vida padre a costa de nuestro sudor. ¿Y encima somos pícaros? No hombre, no.
Decir que éramos pícaros ha sido tradicionalmente la sutil manera de nuestros ilustres gestores para crearnos un estúpido sentimiento de culpa a los ciudadanos de a pie. Y si hacerle alguna trampa al vecino estaba mal, peor aún era cuando la trampa se le hacía al señor feudal, al recaudador de impuestos o, actualmente, a Hacienda.
El hecho de dejar de percibir sus rentas señoriales, ha sido siempre muy mal visto por la oligarquía y puesto que a día de hoy ya no nos pueden moler a palos por no pagar, han decidido adoctrinarnos con estúpidos anuncios en los que se criminaliza al que no paga el IVA por ser el culpable de que no tengamos mejores servicios públicos.
Claro, todos sabemos que sus "acertadas" inversiones en aeropuertos sin aviones o trenes sin viajeros, no inciden en el despilfarro de nuestro dinero.
Lo siento, pero me niego. Me niego a creer que los españoles seamos malas personas; me niego a creer que seamos pícaros y me niego a creer que no tengamos remedio. Somos supervivientes, víctimas de innumerables regímenes que prometían el paraíso en la tierra y solo han traído miseria y podredumbre.
Y lo siento mucho por los que honradamente pagan impuestos en la creencia de que son para un bien común. Los impuestos solo valen para mantener a los políticos y sus desmanes, así que a partir de ahora el que quiera algo, que se pague la fiesta y que no se lo expropie a los demás.
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